Alfredo Salazar lleva tres décadas descubriendo talento para el basket en los cinco continentes y reclutándolo al servicio de Baskonia.
Andrés Nocioni, José Manuel Calderón, Arvydas Macijauskas, Luis Scola, Tiago Splitter, Mirza Teletovic o Marcelinho Huertas son sólo algunos de los superclases que detectó antes que nadie Alfredo Salazar. La capacidad de gestión de Josean Querejeta, quien le reclutó hace ya tres décadas, y su buen ojo han permitido a Baskonia mantenerse en la élite del basket continental, a pesar de no poder competir salarialmente con los grandes transatlánticos del baloncesto europeo. Su figura ha sido fundamental para que a Baskonia llegaran jugadores que a la postre se han convertido en estrellas a nivel mundial. Talento joven y con hambre. Esa es la máxima baskonista y su filosofía de trabajo.
Sus ojos son los de Baskonia. Vive veinticuatro horas pensando en baloncesto y con dedicación absoluta a un trabajo que desempeña con vocación y que es su vida. “No has conocido otra cosa, lo llevas en el día a día. Te viene siempre lo mismo a la cabeza, el basket”, reconoce el responsable de scouting del club.
En esta entrevista personal, Salazar habla de sus inicios, su día a día, de esas sorpresas en forma de jugadores que han triunfado cuando no todos lo esperaban y de lo que resulta más gratificante en su trabajo. “Lo más bonito es comprobar que lo que habías pensado sobre un jugador se cumple. Ver crecer a ese joven y que llegue a la primera plantilla, ni te cuento a la NBA, es lo máximo”.