El alero lituano muestra su lado personal desde sus inicios como baloncestista y su vida actual como jugador profesional.
Rokas Giedraits, hijo de Robertas Giedraitis, un icono del baloncesto lituano nació y creció teniendo muy presente el deporte de canasta “yo me acuerdo que iba a todos los partidos de mi padre. Después, cuando yo empecé a jugar, él siempre trataba de enseñarme. Veíamos vídeos y me decía en qué tenía que ir mejorando”.
A pesar de dejar su ciudad natal, Siauliai, para continuar con su carrera profesional, Rokas afirma que cuando vuelve a casa el baloncesto es el tema que predomina en sus conversaciones familiares “cuando vuelvo a casa siempre estamos hablando de baloncesto. Pasan cuatro minutos y volvemos otra vez dos horas a hablar de baloncesto. Somos así”.
El lituano, antes de llegar a se parte de las filas baskonistas, ya conocía el club de Zurbano por uno de los ídolos de su país, Arvydas Macijauskas. “Yo conocía Vitoria porque me acuerdo de los tiempos del Tau Cerámica. Probablemente a Stombergas y Timinskas no conocía tanto, porque creo que eran anteriores, pero si los tiempos de Macijauskas. En Lituania era como un ídolo, también otros jugadores, pero a él le llamaban Kalashnikov, AK-47, porque metía triples cada vez”.
Rokas asegura que Vitoria es una ciudad que respira baloncesto y tanto él como su familia se sienten muy cómodos en ella. “Vitoria es 100% una ciudad de baloncesto. A la gente le encanta y tratan de estar siempre con el equipo. Para nosotros, nuestra familia, está siendo perfecto. Estamos muy a gusto, a mi mujer le encanta Vitoria. Hay buena comida y a mi me encanta. Ahora estamos buscando colegio para mi hija. Queremos que empiece a hablar en castellano y seguramente euskera también”.
El alero baskonista hace balance de la temporada y reconoce que a pesar de trabajar muy duro, no están haciendo una buena temporada. Aun así, es positivo y espera que poder finalizar la temporada de la mejor forma.