La marea azulgrana vuelve a ser la gran triunfador de la Copa del Rey y recibe elogios de todo el mundo del basket desplazado a Las Palmas.
Que Baskonia tiene una afición de diez no es novedad, es algo que se sabe por estos lares. Pero cuando la marea azulgrana se traslada en masa a un evento de la magnitud de la Copa del Rey, los seguidores del resto de equipos, los habitantes de otras ciudades y los propios medios de comunicación caen rendidos al efecto baskonista. Un efecto que asombra y contagia a todo el que se cruza con la afición vitoriana. Los azulgranas han dado una lección de fidelidad, animando de manera incondicional y con deportividad en la derrota, que ha suscitado admiración de propios y extraños.
Es lo que ha sucedido en Las Palmas de Gran Canaria. Tras la local, la baskonista ha sido la afición más numerosa, con 1.200 seguidores desplazados. Más de un millar de baskonistas que se han vuelto a dejar al alma y la voz apoyando al equipo y se han hecho notar en la isla. A pesar de la derrota ante el que a la postre se proclamara campeón del torneo, los canticos en el Gran Canaria Arena no cesaron. Un gesto que, como no podía ser de otra manera, fue agradecido y aplaudido por la plantilla baskonista en el pabellón.
Una hinchada sobresaliente, que merece un gran aplauso y que ha vuelto a dejar huella.