Pablo Prigioni lanza una risa para tratar de distender el ambiente antes de empezar. Le cuesta encontrar las palabras para dejar atrás más de dos décadas de puro baloncesto. Antes de comenzar, la leyenda de Baskonia se gira para agradecer a Josean Querejeta, presidente baskonista, que esté a su lado en la hora de decir adiós. “Llega el momento de dejar de jugar al basket”, explica a los numerosos periodistas presentes en la sala de prensa del Buesa Arena, “no ha sido una decisión tomada de un día para otro. Lo he intentado, pero la cabeza y el cuerpo ya no quieren saber nada más de esto, por más que yo haya empujado”.
Pablo dice adiós, pero lo suyo no es una despedida triste. Ha intentado volver a jugar al máximo nivel, pero no ha encontrado el hambre necesaria para hacerlo. “Yo no hago las cosas al 50%. O estoy al 100% o no lo hago, y no quería dañar al equipo”, explica. El gran base se marcha y lo hace con la satisfacción del deber cumplido, y, también y sobre todo, con la alegría de despedirse en su equipo. “Haberme puesto la camiseta de Baskonia una vez más ha sido algo único”, reconoce con una sonrisa, “estoy muy agradecido a Josean, a la afición, al club y a la ciudad. Tengo un vínculo muy grande. Lo que me han pegado este club y esta ciudad ha sido increíble, y dejar de jugar vistiendo esta camiseta significa mucho para mí. Me siento un vitoriano más y no me queda más que darle las gracias a todos”.
El baskonista se despidió del baloncesto ayer por la tarde. No se lo había contado a nadie. Entrenó con el resto de sus compañeros y recogió sus cosas para poner el punto y final a su carrera. “Cuando estábamos entrenando sabía que era mi último entrenamiento”, explica Pablo, “al terminar, agarré mis cosas, llegué a casa, le enseñé a mi señora las zapatillas y le dije que se había terminado”. Josean Querejeta asiente a su lado, mientras Pablo cuenta su último día de jugador. “En Nochebuena estuve hablando con él y creí que le había convencido para que continuara”, confiesa el presidente baskonista. “Yo también fui jugador y respeto mucho su decisión. Conozco las sensaciones que tienes cuando piensas que lo tienes que dejar”, apunta Querejeta.
El base deja atrás 432 partidos con la elástica azulgrana, 284 de ellos en Liga Endesa, lo que le convierte en el tercer baskonista con más partidos en la ACB. Y, junto a ello, un destacado palmarés: 1 Liga ACB, 3 Copas del Rey y 4 Supercopas. “En el ADN de Baskonia hay un componente muy importante de carácter y compromiso”, señala el presidente baskonista, “y hay una serie de jugadores que encabeza Pablo que han sido una parte esencial de nuestra historia y que han dejado un poso muy importante. Una parte de lo que hoy es Baskonia es por su compromiso y ojalá que sirvan de espejo para los jugadores que vengan”.
Cuando echa la vista atrás, Pablo se siente un privilegiado. Ha podido jugar y disfrutar en el club que anhelaba cuando era joven. “Con 20 años yo quería jugar aquí. Veía a Luis (Scola) y a Chapu (Nocioni) y me decía que quería estar con ellos”, cuenta el baskonista. “Me tocó un camino más largo para llegar, pero lo conseguí. Fue un antes y un después en mi carrera. Aprendí mucho de gente como Dusko (Ivanovic)”, continúa.
Si tiene que elegir un momento, lo tiene claro: su primera etapa en Baskonia. “Entraba a la cancha, miraba a mi alrededor y veía a Luis, a Chapu, a José Manuel (Calderón), a Tiago (Splitter)… Sentía que podíamos ir a la guerra y ganar a cualquier equipo del mundo, y eso es algo único”, recuerda con una sonrisa. Fue la etapa más feliz de su carrera como jugador. Y la siguiente pregunta: ¿con qué partido de su larga y feliz carrera se queda? “La victoria frente a CSKA en la Final Four de Moscú. Ellos nos ganaban siempre y conseguir superarles en su campo y en ese momento fue algo increíble. Tengo grandes recuerdos. Ver llorando a Luis, el camino de la cancha a los vestuarios… Fue un momento de felicidad pura”, rememora.
Sobre el futuro, Pablo prefiere no avanzar demasiado. “Dejé de ser jugador hace menos de 24 horas”, bromea. El argentino tiene previsto continuar en Vitoria hasta final de temporada y disfrutar con Baskonia. “Ahora voy a ser un aficionado más. Estaré cerca del equipo y del club. Y quiero decirle a la gente que pueden estar tranquilos. Tenemos un gran equipo, con grandes jugadores y personas, y están haciendo una muy buena temporada”, remarca.
Y, antes de terminar, un gran gracias. “Quiero dar las gracias a toda la gente que me ha mandado su cariño. Estoy sorprendido de todos los mensajes de compañeros, rivales y equipos que me han llegado, y me lleva a pensar que algo bien habré hecho”, agradecía Pablo, “y, sobre todo, quiero darle un gracias enorme a la afición de Baskonia. Guardo su cariño bien, bien dentro mío”.
Gracias por tanto. ¡Hasta pronto, Pablo!
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