La hinchada baskonista ha sido el gran animador de la fase final de la Euroleague siendo ejemplo para organización y medios de comunicación
Que Laboral Kutxa Baskonia tiene una afición de diez no es novedad. Los más de mil seguidores azulgranas desplazados hasta Berlín para presenciar la quinta Final Four de su equipo han calado tanto en la organización como en el resto de aficiones, incluso en los propios lugareños de la capital germana, así como en los medios de comunicación, nacionales e internacionales, quienes se han hecho eco de su ejemplaridad. Los azulgranas han dado una lección de fidelidad, animando de manera incondicional y con deportividad en la derrota, que ha suscitado admiración de propios y extraños.
Tras Fenerbahce con siete mil seguidores, Baskonia fue capaz de trasladar a más de mil personas para que se desgañitaran por sus colores haciéndose notar por cada rincón de Berlín. Una afición que se hizo respetar en las semifinales a pesar de ser siete veces menor en número que los turcos y que fue capaz de llevar en volandas a su equipo cuando más lo necesitaba. A pesar de la derrota, los cánticos hacia su equipo no cesaron en el Mercedes Benz Arena. Un acto que tuvo respuesta por parte de los hombres de Velimir Perasovic que respondieron con aplausos el aliento de su hinchada durante los partidos disputados en Alemania.
Además de la ejemplaridad dentro del campo, los seguidores azulgranas generaron un cálido ambiente por las calles de la capital germana que difícilmente olvidarán. Gigantes por Alexanderplatz bailando al son de los Dulzaineros, seguido de una orquesta de viento y percusión que levantaba el ánimo a cualquier transeúnte berlinés y que hacía que aficionados de otros equipos se sumaran a la fiesta.
Sumado a todo ello, aficiones rivales, organización y medios de comunicación también quedaron prendados del apoyo incondicional de la afición baskonista hacia su equipo. Tal fue la magnitud que incluso prensa extranjera puso a los azulgranas de modelo por el buen ambiente que generaban tanto en las calles como en el pabellón.
Una hinchada, en definitiva, que nosotros conocemos de primera mano pero que ha sido capaz de sorprender a todos aquellos que han visto como, al son de trompeta y tambor, han estado cerca de esa afición que siempre recordarán, la afición del Baskonia.